¿por qué, por qué… no me llevas al partido alguna vez!?

Podría escribir este post hablando de la carita que se me quedó con el agónico empate. Podría haber escupido palabras sobre el mal fario. Podría haberme deshecho en elogios hacia Messi. Podría criticar muchos aspectos de mi equipo criticables. Pero no, el fútbol me ha ganado.

Me pongo el disfraz de aficionado al fútbol y lo de ayer es una delicia. En tiempos en los que la Liga se convierte en un puzzle de estrictas piezas que culminan el "cerocerismo". En una época en la que pierde cualquiera y alguna jornada nos deja ridículas cifras en cuanto a goles y juego se refiere. En uno de esos días en los que el fútbol se ve desde cualquier parte del planeta. Cuando los ingleses, italianos y demás se frotaban las manos, haciendo preveer la caída de la bien llamada Liga de las Estrelllas, aparecieron Real Madrid y Barcelona, FC Barcelona y Real Madrid CF para regalarnos 90 minutos de fútbol de verdad.

Sólo podía ser anoche, en el duelo que juntaba al presente y al pasado. A dos de los grandes de la historia, que demostraron al mundo que por la península sigue quedando fútbol. Y que se puede vivir el clásico, un duelo como pocos, sin que ningún individuo lo fastidie. Ayer, seguramente todos acabamos pidiéndolo a gritos: "Dáme Fútbol, quiero fútbol..."