dame-fútbol

viernes, junio 11, 2010

Te sueño, es inevitable

No te voy a engañar: te sueño. Hace tiempo que no me dejas dormir, o al revés. No paro de pensar en ti, en tenerte, en besarte, en acariciarte y enseñarte a todos diciendo que eres mía. ¿Sabes? Mía. Y sólo mía. Necesito poseerte. No puedo parar de pensar en ello, ¿me entiendes? Luego despierto, y me odio a mí mismo por ser tan insomne. Y te odio a ti misma, porque sólo me correspondes cuando cierro los ojos. Eres cruel.

Me vendiste como se vende a un perro. Pero te quiero. Es inevitable: me has sido infiel, me has tratado como a un juguete antiguo, me has ignorado, y a veces ha parecido como si yo no existiera. Has hecho siempre tus planes sin pensar en mí, qué le voy a hacer. Pero eso ahora no importa, he decidido escupir a tu fantasma del espejo y conquistarte. Esta vez es la mía.

Miro tus fotos y me duelen. Me duelen tus fotos y tus recuerdos, siempre en manos de otros, luciendo esa espectacular figura. Quedarías mejor conmigo, lo sé. No soy guapo, pero tampoco feo, y seguro que haríamos buena pareja.

Es que, joder, eres maravillosa. Algo cabezona, quizás, pero preciosa. Me gustaría meter mi Opel Corsa en tus curvas, perderme y tirar el GPS al mar, para que no me encuentre nadie. Tal vez no seas la más bonita, pero me gustas más que ninguna otra.

No estoy harto de tus calabazas, ¡qué va!, pero no quiero más. La última vez que te pedí cita no alcanzaba la mayoría de edad. Acababa de terminar selectividad, y quizás viste en aquel imberbe preuniversitario a un tipo demasiado inexperto para ti. Pero he crecido ¡eh! Tal vez no en estatura, pero sí como persona. Soy más maduro, joder, te lo prometo.

Déjame quererte, hazte mía. Quiéreme, hazme tuyo. Sólo por una noche. Te prometo que será la noche más dulce, la noche más bonita.