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lunes, octubre 30, 2006

COSA DE UN SUPERCLÁSICO

22 de Octubre 2006

Decía hace apenas siete días que Capello había perdido todo su credencial en Getafe. Rectificar es de sabios y como aspirante a sabio, rectificaré. Dice Capello que la mejoría del Madrid ha sido debida a su charla tras la debacle del 14-O. O a su arenga, porque nadie sabe si en aquella "Santiaguina" lo que hubo fue riñas y dientes largos o conjura para sacar todos la situación adelante.
Y parece que la sacan, o lo intentan. Tras la victoria de Bucarest pedí precaución, pero supe que se avecinaba un gran Superclásico para los madridistas. Porque el fútbol no solo es cuestión de calidad, sino que influye mucho la moral de los equipos. El Madrid venía de golear al campeón rumano fuera de casa y el Barca de caer ante el Chelsea, que además le pudo golear de no ser por la mala puntería de Shevchenko. Y con estas llegaron al clásico. Los blancos crecidos, los blaugrana dubitativos.
El Madrid salió a morder y ya a las primeras de cambio estaba por delante. Esto ayudó mucho al equipo y sobretodo al público, que desde entonces espoleó a sus jugadores hacia la victoria. Raúl cabeceó a la red el centro de Ramos y no sólo luchó como siempre, sino que animó a sus compañeros y pareció por momentos recuperar el buen fútbol de antaño. El Barca tuvo momentos de bravura, sobretodo apoyado en el genio Messi, y con un Ronaldinho gris, sin frescura, sin sonrisa.
Faltaban probablemente los dos mejores nueves del planeta y el Barcelona lo notó más. Sobretodo porque el suplente de Etoo-que no es delantero centro como tal- Gudjohnsen, no estuvo fino de cara al gol. El nueve del Madrid estuvo más afortunado y anotó el segundo. Partido para el Madrid que además pudo conseguir algún gol más.
Pero la mejor noticia para el aficionado llegó al final del partido cuando el capitán Raúl dirigió a sus compañeros hacia el centro del campo. Todos se fundían en abrazos y felicitaciones y terminaron haciendo una piña , al tiempo que la grada disfrutaba como no hacía desde mucho tiempo atrás.
El madridista puede sacar la conclusión de que el equipo por fin parece un ídem, y que aquel abrazo no estaba premeditado, como en el baloncesto, sino que surgió de la felicidad y rabia contenida de un equipo al que no le han salido las cosas como todos esperaban.
Ahora a esperar que esto continúe y no caer en el error de dar por muerto al Barca, que sigue siendo el claro favorito a todo. La liga se pone bonita, con los dos más grandes codo a codo y con un Valencia que verdaderamente da miedo. Habemus competición
.