dame-fútbol

miércoles, noviembre 01, 2006

04 Septiembre: Llorar también es de hombres


04 de Septiembre 2006
Hoy volví a derramar una lágrima por el deporte. La última que se había deslizado sobre mi despoblada mejilla fue aquel día que Francia nos pasó por encima.
No soy un aficionado de los de lágrima fácil. Lo mío son los extremos. Pataleta y enfado monumental en la derrota (no con mi equipo, sino con las circunstancias) y clímax total en la victoria. Recuerdo que, antes de las dos ocasiones ya mencionadas, sólo había llorado una vez más: En la final de la Copa de Europa del 2000.
Hoy nadie me vio. Ni falta que hacía, aunque no me avergüenzo. Estaba totalmente feliz y ver a Gasol, nuestro gigante, nuestro jugador franquicia, emocionado como un mortal más, hizo que mi pequeño corazón se ablandara un poco más.
Quizás, puedan pensar, no venga a cuento hablar de baloncesto en una página de título: dame-fútbol. Razón tendrán. Pero uno recuerda sus dos últimos llantos (deportivamente hablando, que luego se me tacha de frío) y solo le queda comparar.Ayer nuestra selección volvió a los terrenos de juego. Luis confía en los mismos que en el Mundial. La afición apenas confía en la selección, justo por lo del Mundial. Va todo unido. Como unido fue ayer el apoyo del público de Badajoz, tan alejado del fútbol de elite que gozó, como nadie en el país hubiera hecho, con los chicos de Aragonés.
La afición estas semanas ha estado más atenta de los vuelos de Rudy, los rebotes de Felipe o los triples de Garbajosa que de si juega o no juega Raúl, o si Xavi se queda en la grada ante Lietchestein.
Ambas selecciones, la de baloncesto y la de fútbol, son dos grupos jóvenes, ambiciosos y con talento. Pero lo que priman son los triunfos. Y en estas estamos, con unos campeones del Mundo y otros, incapaces de meterse entre los ocho más fuertes del planeta.
Pero las comparaciones son odiosas. En fútbol no siempre gana el mejor y en baloncesto se premia mas la calidad. Prometo no derramar más lágrimas de derrota. A ver si los del fútbol se contagian y para 2008 mismamente, puedo volver a llorar de felicidad, sin tapujos, sin vergüenza (separado).